Mis Escritos

Mis escritos

son gratutitos

copia y pega

y ya está.

Los derechos de autor son demasiado caros

son la excusa del depredador

para hacer dinero fácil

a costa del escritor.

Por eso prefiero confiar

en que se reconocerá mi autoría.

Por eso, yo regalo mi trabajo

siempre que reconozcan mi autoría...

Copia y pega y es todo tuyo,

con mi nombre en el final.

Gracias

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lunes, 14 de julio de 2008

Homenaje a Denisse (La niña prodigio de la poesía)


En tus ojos azules
reflejos; que destellan como un cielo,
se visten de abedules
al fin rasgando el velo
que atara mi silencio con su vuelo.

Por tu candor de anhelo
arrulla tu llamada entre la bruma:
el cambio de este suelo
que tanto nos abruma
por otro en que la pena no se suma. 
 
De tu sentida pluma
el verso se derrama cual oleada,
cubriendo con espuma
ecuórea y titilada
al sueño protegido por tu espada.

Tus aires de cascada
abrevan al viandante casi muerto.
Actuando como un hada
colocas nuevo injerto
a todos los plantíos de mi huerto.

Con tu fonema experto
alegras a las almas titubeantes
y siembras el desierto
de flores rutilantes,
donando vida nueva a los infantes.

Tus llamas son radiantes,
se espejan en un cielo almidonado;
labrado con diamantes
vestidos de rosado
en medio del ocaso ensangrentado.

Tu verso se ha trocado
en toda una gran feria de alegría,
que embiste mi costado
con tanta fantasía
que toda mi tristeza se desvía.

Encuentro en tu poesía
la luz evidenciada del estío,
la magna algarabía
que colma lo vacío
con blanda concurrencia en lo bravío.

Conviertes a mi hastío
en fuente de tesoros y de gemas,
y así borras el frío
de todos mis problemas
con esa gracia bella en tus poemas,

Descubro entre tus lemas
sensible sencillez, juicioso brío,
en un sin fin de temas
bordados por el río
del fresco resplandor de tu albedrío.

Contemplo en tu semblanza
un mar de corazones ablandados
que encuentran nueva alianza
en fuertes afianzados
con versos de tu musa, cual soldados.

Sembradas en tu mano;
estrellas desparramas por el mundo
y lo haces más humano,
y lo haces más profundo,
cambiando su semblante en un segundo.

Sembradas en tu rima,
destellan sensaciones deleitosas.
La nota que se arrima
a tus rongas preciosas
se llena de gardenias y de rosas.

Por sobre tu trabajo
pasean las alegres mariposas
y es todo un agasajo
de flores primorosas
tus mágicas palabras deliciosas.

Acordes de acordeones
con soplo de las flautas y violines
renuevan las canciones
que cantan serafines
tallando tu legado en adoquines.

Y hermosos querubines
coronan de azucenas tus delirios.
Danzando los jazmines
se enlazan con los lirios:
festivos, te saludan entre cirios.

Caléndulas de plata
adornan con sus pétalos tu llanto;
cayenas escarlata
seducen con su manto
a todo el que camina por tu canto.

Un sueño enarbolado,
en tu sonrisa clara y prodigiosa
asoma lo sagrado
de tu alma talentosa
y mi alma te atesora vigorosa.

Es que te quiero tanto;
princesa nacarada y cariñosa,
pues tienes el encanto
que es propio de una diosa
y digno de una dama fabulosa.

Por eso no me aguanto
las ganas de decirte con premura;
¿mi niña tierna?:
¡es toda una lindura!
.

Tu sombra es una diosa


Mi esencia es una fosa
queriendo transformarse en una risa,
mi sueño es una losa
que tiene mucha prisa
buscando lapidar una premisa.

Tu sombra es una diosa
vaciada sobre el molde de una misa,
cantándome una glosa
traída por la brisa
y atada a las saetas de Artemisa.

En tu mirada vasta
percibo este deseo que me hechiza
y se levanta el asta
al ver como se atiza
la rosa dibujada en tu sonrisa.

La sangre me borbota
fluyendo en la pasión que atemoriza;
es la esperanza rota
izada por la driza
que como verga muda se agiliza.

Llameante es el deseo
que salta como trino alzando el vuelo,
porque en tus ojos veo
un sol quitado al cielo,
incienso, oro, mirra y mi desvelo.

Flagrante es la emoción,
se enciende como antorcha en una gruta,
como una sensación
plasmada en la viruta
que llevo en mis adentros como ruta.

Despiertas mi ansiedad
desnuda como dea del Parnaso;
y digo la verdad,
que; de tu cuerpo acaso,
confórmome con un distante abrazo.







El hambre


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El hambre es alimaña;
en la pobreza crítica ella mora,
allí es donde se ensaña
y todo lo devora
y el brillo de los ojos descolora.

Es un padecimiento;
tortura eternizada en la demora
de un plato de excremento,
y un niño que atesora
basura aderezada con la flora.

El hambre es una furia
que roe sin piedad el firmamento,
transforma así en penuria
el goce del momento
y todo buen y sano esparcimiento.

Es bestia indetenible
el hambre que se cuela impertinente,
trocando en inservible
el sueño pertinente
que escapa de los pliegues de la mente.

El hambre es una llaga
que aleja raudamente la terneza;
llamita que se apaga
y mueve a la pereza
y baña con su fluido la tristeza.

Es una circe insulsa
el hambre que esclaviza como diosa,
es flama la convulsa
maligna y perniciosa
que al cuerpo agrede parca y alevosa.

El hambre es delincuente,
pariente despreciable de la muerte;
es quien derrumba el puente
que al reino de la suerte
conduce al hombre cuando se hace fuerte.

Es fiera destructora
el hambre que revierte una promesa,
es llanto a toda hora
con lágrima que espesa
un sórdido lamento aquí en la mesa.

El hambre en los hogares
se viste propiamente de destreza
y llena los altares
con ansias de grandeza
que luego se transforman en pobreza.

Por ella una fisura;
que se abre cual herida despiadada,
corroe con premura
la paz en la mirada
de un niño cuyo sueño es de bandada.

El hambre es la condena
por una cruel sentencia publicada.
Es miedo; que da pena,
de estar en la velada
dolida, quejumbrosa y lastimada.

Con ella la cultura
esquiva toda regla impunemente.
El hambre es sepultura
que entierra totalmente
valores y auto estima de la gente.

El hambre es pensamiento
que cubre plenamente el orbe todo;
es hórrido tormento
creado por el modo
en que la sociedad busca acomodo.

Con cara de cemento
sonríe taciturno y devastado;
mirando al pavimento,
el que ha sido golpeado
por un destino avieso, sin bocado.

El hambre es el planeta;
pues cada quién es criminal inerte:
buscando como meta
el beso de la suerte
se olvida que es esclavo de la muerte.

Un orbe salitroso




Un orbe salitroso
que ruge en lontananza, desperado;
y el viento que; armonioso,
se vuelve más osado
recubre con su manto mi pecado.


Un torbellino ansioso
descubre limpiamente su costado
en cierzo muy furioso
de toque almidonado
con máculas de frío aderezado.


Sobre las olas crasas
el colmo ya borbota acomplejado.
Alocuciones rasas
de sueño acorralado
cincélense sobre el acantilado


y roen ya las crasas
ilusiones, con quieto y sosegado
derroche de las masas
de viento alborotado,
en aire que se muestra despiadado.


Embestirán pleamares
al pez que emerge a superficie diestro
del fondo de los mares,
trocándolo en siniestro
abuso desigual por vía del estro.


Embestirán las aguas
al son que de tu cuerpo me acompasa
rasgando en tus enaguas
sus notas de ola y brasa
como ondulante plasma que se atrasa.


Atícense las fraguas
con sal, espuma, eslora, llanto y grasa:
si pierdo mi paraguas
que siempre sea en tu casa
en donde lo hallaré si algo me pasa.


Embestirá con ruido
un viento portentoso huracanado
al mar, que derruido
se pica destrozado
y agita su poder amordazado.


Volvióse corroído
el piélago que llora, disfrazado
de lodo que enmohecido,
su aliento se ha exhumado
y elévase hacia el cielo su pasado.


¿Embestirá el silencio
al cuerpo desprendido y desmadrado
después del nuevo ascenso
de un sueño defraudado?:
el sueño de otro llanto desahuciado.


Un orbe salitroso
se agolpa en trepidante acantilado
salobre y polvoroso,
desierto, consumado
por furias del presente y del pasado.


Es el amedrentado
silencio ineficaz y tembloroso
que ha sido destronado
por parto estrepitoso
creado por un orbe algo escabroso.


Tormenta que mundana
desata de las furias sus pleamares,
será ayer el mañana
De los vientos polares
tendrán plácidos, tibios sus cantares ...


serán brisas serenas...
acariciando arenas
en los desiertos muertos de este mundo.